ESTE ES UN BLOG MOTIVADOR DE PROMOCIÓN DE LECTURA PARA NIÑOS, JÓVENES PADRES DE FAMILIA, MAESTROS Y PUBLICO EN GENERAL
miércoles, 21 de noviembre de 2012
EL PLACER DE LEER Y ESCRIBIR EN LA ESCUELA-ORGANIZADORES GRAFICOS
¿QUE SON LOS ORGANIZADORES GRÁFICOS?
Son técnicas que permiten jerarquizar e interrelacionar valiéndose de un lenguaje verbo icónico que con creatividad nos facilita una visión organizada de las ideas de nuestra estructura mental. En las tres últimas décadas han ocurrido cambios sustanciales en la forma s de aprender y enseñar, hay un nuevo despertar cultural emergente que influye en la sociedad. Surgen nuevas técnicas llamadas estrategias, se potencia los modos de aprender, incluyendo a todo el cerebro. Se plantea un nuevo modelo pedagógico basado en un desarrollo holístico y sociocognitivo, es decir una nueva sociedad del conocimiento de la cibernética y de la información. Los organizadores del conocimiento, encajan en el nuevo modelo sociocognitivo, que se apoya en el conocimiento, en la “nueva era de la información”. Basado en lo expuesto la nueva enseñanza se debe adaptar a una nueva forma de concebir el aprendizaje, utilizando nuevas estrategias. Los organizadores del conocimiento son el conjunto de técnicas o estrategias cognitivas que tienen la finalidad de representar gráficamente la información y las experiencias, así como las estructuras conceptuales, ayudando a entender la naturaleza constructiva del conocimiento.
jueves, 8 de noviembre de 2012
DIA DE LA BIBLIOTECA ESCOLAR: 10 DE NOVIEMBRE
“La biblioteca como espacio de producción”
Una biblioteca no sólo desarrolla actividades vinculadas a la lectura.
Una biblioteca también puede ser un lugar de encuentro y producción que supere sus límites físicos. Un espacio de invención de ideas.
Ideas que se concretan en obras: textos, ilustraciones, publicaciones, sonidos, relatos audiovisuales, portafolios, objetos digitales, entre otros recursos.
Ideas que se activan y se concretan a partir del trabajo articulado de estudiantes, docentes y bibliotecarios. Obras que exploran la creatividad y favorecen el desarrollo de herramientas pedagógicas que fomentan la lectura y la escritura.
Obras que se apropian de las tecnologías de la información y la comunicación para investigar y estimular el trabajo cooperativo. Obras que rescatan la memoria, promueven la inclusión social y la participación en la comunidad.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
LOS MAESTROS COMO FACILITADORES DEL PLAN LECTOR EN EL AULA
martes, 18 de septiembre de 2012
EL PLACER DE LEER Y ESCRIBIR EN EL AULA ....CUENTO Y POESÌA
LA POESÍA LÚDICA EN EL AULA
“Hace ya muchos años, Carmen Bravo calificó la poesía para niños como “La cenicienta de la literatura Infantil”.
El tiempo ha pasado, y de una u otra forma creo que muchos educadores y bibliotecarios conquistaron a esta abandonada muchacha y la trasladaron a sus aulas y bibliotecas para darle su merecido lugar.
En la actualidad se observa un mayor interés por este género y una preocupación por incorporarlo más y mejor en los programas del desarrollo por el gusto por la lectura.
A esto ha contribuido el hecho de que hay un mayor número de publicaciones, han aparecido autores nuevos y las editoriales desean entregar antologías representativas que, bien es cierto, no son suficientes.
Hay también un redescubrimiento del folclor poético, especialmente en el nivel preescolar y en los primeros años de la educación básica.
Por último se agrega la aparición, ahora un poco más frecuente, de artículos en revistas y libros especializados.
Así y todo falta bastante por hacer. La investigación sigue siendo exigua en este campo y no hay suficiente bibliografía secundaria sobre el tema.
En el campo del tratamiento dela poesía existen algunos aspectos que preocupan a educadores, bibliotecarios y a quienes, en general, tienen como misión llevar la literatura a los niños.
¿Qué tipo de poesía se debe seleccionar para los distintos cursos? ¿Cómo trabajar la poesía para hacerla atractiva ante los ojos infantiles? ¿Cómo cumplir el tratamiento de ciertos contenidos sin romper la magia del goce estético? ¿Qué actividades se puede realizar en torno a un poema? ¿Conviene o no que los niños aprendan a recitar? Cómo hacer para que los niños escriban sus propios poema?” …por Cecilia Becuchat
A mi parecer en este tiempo es una “buena idea” motivar a los niños a trabajar este género literario desde muy pequeños, el juego es una herramienta que nos ayuda a jugar con la palabra oral y escrita, lo mismo con el cuerpo es una experiencia natural y divertida desde lo individual y colectivo en el aula.
En la medida en que todos contribuyamos en esta experiencia conseguiremos que nuestros niños sean más sensibles a la belleza, más despiertos en la imaginación, sensibles a la hora de expresan sus sentimientos y emociones, desarrollando en ellos un espíritu más humano.
Ahora solo nos toca decir ¡¡¡cómo empezar!!!….mira tenemos las posibilidades de los temas que desarrollamos en el aula, es una forma de llegar al conocimiento de una manera natural y divertida, sólo nos toca buscar libros, revistas, páginas web etc. y las ganas de jugar con ellos
OBJETIVOS
- Formar una educación artística
- Desarrollar la sensibilidad estética,
- Enriquecer el vocabulario y la expresión oral en la declamación .
- Fomentar la fantasía y la imaginación de los niños.
DENISSE DEGREGORI
BIBLIOTECARIA
ANIMADORA DE LECTURA
miércoles, 12 de septiembre de 2012
CUENTOS EN INTERNET
Cuentos interactivos gratuitos para los más pequeños,
brillante recurso para el aula Y LA CASA
www.cuentosinteractivos.org.
brillante recurso para el aula Y LA CASA
www.cuentosinteractivos.org.
PLAN LECTOR EN LA ESCUELA
http://es.scribd.com/doc/52160651/Proyecto-Plan-Lector
Un interesante proyecto de Plan Lector para tener en cuenta...una experiencia en la ciudad de Carhuaz
http://es.scribd.com/doc/52160651/Proyecto-Plan-Lector
Un interesante proyecto de Plan Lector para tener en cuenta...una experiencia en la ciudad de Carhuaz
viernes, 22 de junio de 2012
"EL PLACER DE LEER Y ESCRIBIR EN EL AULA" La lectura en voz alta" Primera Sesión
“El placer de leer y escribir en el aula”
Taller
Esta dirigido a los
maestros de los diferentes niveles de enseñanza con el propósito de abordar
las CAPACIDADES COMUNICATIVAS en el aula como competencia básica para el aprendizaje de una manera natural y
divertida.
A partir de lo que se realice en el taller, los maestros expresarán e
intercambiarán algunas preguntas y respuestas como las siguientes:
·
¿Cómo
utilizar los libros de lectura dentro del aula?
·
¿En
qué momento?, ¿Mediante qué actividades?
¿Cómo mejorar la lectura en voz alta?
·
¿Qué
actividades posteriores a la lectura se pueden realizar con los alumnos que no
sean los cuestionarios extensos y mecánicos, o las copias? Etc…
Con el fin de atender a estas y otras preocupaciones, la editorial Castillo les quiere hacer llegar
esta propuesta como herramienta para el trabajo cotidiano en el aula, que contribuyan a
la formación de alumnos lectores y escritores; es decir, alumnos que comprendan, reflexionen
y se cuestionen sobre lo que leen, que disfruten de la lectura y tengan la iniciativa para elegir sus textos de acuerdo
a sus propósitos y necesidades.
Denisse Degregori Aguirre
Biliotecaria
Animadora de Lectura y Escritura
miércoles, 30 de mayo de 2012
LOS LIBROS ....EFÍMEROS
Tener un libro entre las manos es una experiencia vital, su peso, su olor, su tacto… un libro asocia imagen y concepto, un libro es cultura además de ser un objeto. Esa asociación se ha conseguido tras varios siglos en los que el uso del libro apenas ha cambiado. Su diseño se ha estilizado y su producción se ha perfeccionado al máximo, pero, en definitiva, un libro del siglo XIX se usa igual que un libro del siglo XX.
Uno de los grandes puntos a favor de los libros es que nos hacen sentir que fijan la cultura. El conocimiento está ahí, entre sus páginas, son el vehículo entre el mundo de las ideas y el mundo real, no importa lo que pase fuera, una vez el libro está escrito servirá para siempre, todos podrán acceder a él. Por eso acumulamos libros, por eso pensamos que un libro no se puede perder, ni tirar, ni destruir, ya que siempre, en algún lugar, le puede servir a alguien. No sé vosotros, pero a mi me sienta fatal ver libros en la basura, aunque es cierto que cuando se transforman en obras de arte no me afecta en absoluto, ya que lo considero una manera de reciclaje.
Reciclaje, ese es un tema interesante. ¿Alguna vez os habéis parado a pensar en el impacto ambiental de la industria editorial? Tened en cuenta que una vez que se produce un libro tiene un número determinado de usos/lecturas y se acabó. Muchos libros son leídos una vez durante su vida útil, otros ni eso. Los hay, claro, que acaban en bibliotecas y colegios y en muy poco tiempo pasan por decenas de manos. Muchos acaban en casas particulares y son leídos tres o cuatro veces. No voy a descubriros nada si os digo que los libros están hechos de papel, claro, y que la industria papelera no es precisamente de las menos contaminantes. Lo normal sería que cuando un libro ya no va a ser leído más pasara a una biblioteca, a una ONG o al cubo de reciclaje. Sin embargo, no lo hacemos. Ese libro es nuestro, ese pedazo de conocimiento se queda en casa, en nuestra librería. Aunque sepamos positivamente que no volveremos a leerlo nunca más, aunque fuera un best-seller malo malísimo; como mucho lo prestaremos con la esperanza de que no vuelva a casa.
Y es que los libros no son sagrados. Tendríamos todos que tenerlo en cuenta. No son vasijas receptoras de cualidades eternas. Si dejas un libro en el exterior verás que tarda menos de un año en desaparecer por completo, pero sólo unas pocas semanas en dejar de ser útil. Los libros que atesoras en casa sin un complejo sistema de climatización no vivirán para siempre, se irán degradando poco a poco -liberando esos olores que tanto gustan- antes de volverse quebradizos y ser atacados por hongos y gusanos. No tenemos libros como los viejos incunables en casa, no nos engañemos, la vida útil de los libros no llegará en muchas ocasiones a nuestros nietos. Y eso con suerte.
Por eso me gustaría que todos pensáramos bien en lo que hacemos con los libros que atesoramos en casa. Es cierto que un libro puede servir a mucha gente antes de que el uso lo degrade, no somos quienes para negarle esa vida. ¿Tienes libros en casa que no usas? ¿Que sólo leíste una vez? ¿Que te regalaron y ni siquiera has abierto? Dónalos, regálalos, llévalos a una biblioteca, ponlos en puntos bookcrossing, pero no dejes que la cultura desaparezca poco a poco entre las cuatro paredes de una habitación cerrada. Debería ser libre. En el mejor de los sentidos.
Tomado de " Identidad Bibliotecaria"
lunes, 30 de enero de 2012
LOS DERECHOS DEL LECTOR
"El gran público opina que con los libros es como con los huevos: hay que consumirlos frescos. Por ello echa mano siempre de las novedades"
Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo alemán
Sus años de ser profesor de literatura y enfrentarse al desafío de convertir estudiantes en lectores deben de haber inspirado a Daniel Pennac a desacomodar los lugares comunes acerca de la lectura. ¿Es obligatorio leer? ¿Le debe gustar a todo el mundo? ¿Nos hace mejores personas? Escritor él mismo, Pennac no cuestiona todas estas creencias, pero sí se permite repensarlas.
Agrupados bajo el nombre "Los derechos imprescriptibles del lector", listó (y desarrolló en su libro Como una novela) estos permisos, que citamos y comentamos a continuación:
1. El derecho a no leer.
Aceptemos de una vez que hay gente a la que leer puede no gustarle... allá ellos; dice Pennac: "La idea de que la lectura humaniza al hombre es justa en su conjunto, a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin duda un poco más humano, si entendemos por eso un poco más solidario con la especie (un poco menos fiera), después de haber leído a Chejov que antes. Pero cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación moral, y este es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a juzgar, por ejemplo la moralidad de los libros mismos".
2. El derecho a saltarse páginas.
Si una historia (sobre todo las prosas morosas y detallistas del siglo XIX, podemos agregar) abunda en fragmentos que nos desesperan o aburren, es mejor dejarlos pasar que renunciar del todo a la obra. Así dice Pennac que hizo en su infancia con La guerra y la paz: devoró la historia de amor y descartó las páginas sobre política y estrategias bélicas.
3. El derecho a no terminar un libro.
Y así como se puede esquivar algunas partes centrales en un libro, se puede obviar su final. Para Pennac, nada (¡y menos el temor a ser juzgados como perezosos o ignorantes por otros!) justifica que leer se convierta en una obligación. Si un libro comienza a aburrirnos, dejémoslo para otro momento... o para otro lector.
4. El derecho a releer.
Dice Pennac: "Releer lo que me había rechazado antes, releer sin saltarse una línea, releer desde otro ángulo, releer para verificar, sí… nos concedemos todos estos derechos. Pero releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad. Otra vez, otra vez, decía el niño que fuimos…".
5. El derecho a leer cualquier cosa.
Sí. A leer literatura estereotipada, comercial, que repite una fórmula... si la disfrutamos. Que nadie se rasgue las vestiduras. Según Pennac, tarde o temprano, hechizados por la lectura en sí misma, daremos con textos mejores (más verdaderos, que no ocultan la complejidad de las cosas) y nos haremos adictos a ellos. Tenderemos (pero naturalmente, sin imposiciones ni vergüenzas) a buscar escrituras más auténticas y profundas.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad textualmente transmisible).
Leer febrilmente, vibrar de emoción, obsesionarnos por un texto o personaje es válido (y no una etapa inmadura que debemos superar).
7. El derecho a leer en cualquier parte.
En cualquier parte y haciendo diferentes cosas. Tomando sol. Viajando. Caminando. Adormeciéndonos. Comiendo. Agreguen sus variantes.
8. El derecho a picotear.
Leer de aquí y de allá, varios libros a la vez. O abrir un volumen en cualquier lugar y leer con toda intensidad la página casual... para cerrar el libro hasta otra temporada. "Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia -argumenta Pennac-, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?".
9. El derecho a leer en voz alta.
De poner nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra saliva, nuestra interpretación en la lectura. Pero también, por supuesto, derecho a leer en voz baja.
10. El derecho a callarnos.
O derecho a mantener con el texto una relación compleja, extraña, personal e intransferible. "La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía distinta podría reemplazar. No le ofrece [al lector] ninguna explicación definitiva sobre su destino, pero teje una retícula apretada de complicidades entre la vida y él. Ínfimas y secretas complicidades que hablan de la felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida".
Llegamos a 10 y estos son todos los derechos que el escritor francés Daniel Pennac concede a los lectores. ¿Qué piensan de ellos? ¿Agregarían otros? Y, en plan de seguir inventariando, ¿qué deberes podrían, eventualmente, acompañar a estos derechos y libertades? No ya de leer, como advierte Pennac, pero tal vez ¿de recomendar, enseñar, difundir, prestar? ¿O de nada en absoluto? Lo conversamos en el blog.
Hasta el próximo boletín,
Boletín de LibrosEnRed Nº 132
27 de enero de 2012
Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo alemán
Sus años de ser profesor de literatura y enfrentarse al desafío de convertir estudiantes en lectores deben de haber inspirado a Daniel Pennac a desacomodar los lugares comunes acerca de la lectura. ¿Es obligatorio leer? ¿Le debe gustar a todo el mundo? ¿Nos hace mejores personas? Escritor él mismo, Pennac no cuestiona todas estas creencias, pero sí se permite repensarlas.
Agrupados bajo el nombre "Los derechos imprescriptibles del lector", listó (y desarrolló en su libro Como una novela) estos permisos, que citamos y comentamos a continuación:
1. El derecho a no leer.
Aceptemos de una vez que hay gente a la que leer puede no gustarle... allá ellos; dice Pennac: "La idea de que la lectura humaniza al hombre es justa en su conjunto, a pesar de que existen algunas excepciones deprimentes. Se es sin duda un poco más humano, si entendemos por eso un poco más solidario con la especie (un poco menos fiera), después de haber leído a Chejov que antes. Pero cuidémonos de flanquear este teorema con el corolario según el cual todo individuo que no lee debería ser considerado a priori como un bruto potencial o un cretino redhibitorio. Si lo hacemos convertiremos la lectura en una obligación moral, y este es el comienzo de una escalada que nos llevará rápidamente a juzgar, por ejemplo la moralidad de los libros mismos".
2. El derecho a saltarse páginas.
Si una historia (sobre todo las prosas morosas y detallistas del siglo XIX, podemos agregar) abunda en fragmentos que nos desesperan o aburren, es mejor dejarlos pasar que renunciar del todo a la obra. Así dice Pennac que hizo en su infancia con La guerra y la paz: devoró la historia de amor y descartó las páginas sobre política y estrategias bélicas.
3. El derecho a no terminar un libro.
Y así como se puede esquivar algunas partes centrales en un libro, se puede obviar su final. Para Pennac, nada (¡y menos el temor a ser juzgados como perezosos o ignorantes por otros!) justifica que leer se convierta en una obligación. Si un libro comienza a aburrirnos, dejémoslo para otro momento... o para otro lector.
4. El derecho a releer.
Dice Pennac: "Releer lo que me había rechazado antes, releer sin saltarse una línea, releer desde otro ángulo, releer para verificar, sí… nos concedemos todos estos derechos. Pero releemos sobre todo gratuitamente, por el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la puesta a prueba de la intimidad. Otra vez, otra vez, decía el niño que fuimos…".
5. El derecho a leer cualquier cosa.
Sí. A leer literatura estereotipada, comercial, que repite una fórmula... si la disfrutamos. Que nadie se rasgue las vestiduras. Según Pennac, tarde o temprano, hechizados por la lectura en sí misma, daremos con textos mejores (más verdaderos, que no ocultan la complejidad de las cosas) y nos haremos adictos a ellos. Tenderemos (pero naturalmente, sin imposiciones ni vergüenzas) a buscar escrituras más auténticas y profundas.
6. El derecho al bovarismo (enfermedad textualmente transmisible).
Leer febrilmente, vibrar de emoción, obsesionarnos por un texto o personaje es válido (y no una etapa inmadura que debemos superar).
7. El derecho a leer en cualquier parte.
En cualquier parte y haciendo diferentes cosas. Tomando sol. Viajando. Caminando. Adormeciéndonos. Comiendo. Agreguen sus variantes.
8. El derecho a picotear.
Leer de aquí y de allá, varios libros a la vez. O abrir un volumen en cualquier lugar y leer con toda intensidad la página casual... para cerrar el libro hasta otra temporada. "Cuando no se tiene el tiempo ni los medios para tomarse una semana en Venecia -argumenta Pennac-, ¿por qué rehusarse el derecho de pasar allí cinco minutos?".
9. El derecho a leer en voz alta.
De poner nuestro cuerpo, nuestra voz, nuestra saliva, nuestra interpretación en la lectura. Pero también, por supuesto, derecho a leer en voz baja.
10. El derecho a callarnos.
O derecho a mantener con el texto una relación compleja, extraña, personal e intransferible. "La lectura es una compañía que no ocupa el lugar de ninguna otra y a la que ninguna compañía distinta podría reemplazar. No le ofrece [al lector] ninguna explicación definitiva sobre su destino, pero teje una retícula apretada de complicidades entre la vida y él. Ínfimas y secretas complicidades que hablan de la felicidad paradójica de vivir, al tiempo que iluminan el absurdo trágico de la vida".
Llegamos a 10 y estos son todos los derechos que el escritor francés Daniel Pennac concede a los lectores. ¿Qué piensan de ellos? ¿Agregarían otros? Y, en plan de seguir inventariando, ¿qué deberes podrían, eventualmente, acompañar a estos derechos y libertades? No ya de leer, como advierte Pennac, pero tal vez ¿de recomendar, enseñar, difundir, prestar? ¿O de nada en absoluto? Lo conversamos en el blog.
Hasta el próximo boletín,
Boletín de LibrosEnRed Nº 132
27 de enero de 2012
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